13.5.12

Homenaje a veteranos profesores de yudo de Torrejón de Ardoz

El pasado viernes estuve en el gimnasio del CEIP Vicente Aleixandre de Torrejón de Ardoz practicando algo de yudo y entre amigos. Acudía a la invitación de Francisco Andrés Silvestre –Paco para los amigos- que se empeñó en reunir a veteranos profesores de los primeros tiempos del yudo en esta localidad.

Wladi dirigió un enérgico calentamiento

Para empezar vaya por delante mi más profunda gratitud por haberse acordado de mi. También mi pesar por no haber coincidido finalmente con algunos de los invitados a los que me hubiera hecho mucha ilusión volver a ver; máxime sobre un tatami.

Aún recuerdo nítidamente el día en que Fernando Martínez Manzanres acudió al gimnasio Banzai a pedir ayuda a nuestro maestro Rafael Ortega para impartir clases en un colegio en el que intentaba introducir el yudo. Recordaba a Fernando de mis tiempos en el gimnasio Samurai donde yo entrené siendo un niño y él un mozalbete; me lleva algunos años.

Rafael declinó el ofrecimiento de Fernando y habló conmigo a instancias de nuestro común maestro. Así es que como acabé llegando a una localidad en la que nunca antes había estado más que de paso. Hay que recordar que la carretera general pasaba atravesando todo el pueblo a lo largo. Menudos atascos se organizaban los domingos por la tarde para volver a Madrid.

Debía correr el año 1977, según mis cuentas, cuando Fernando me presentó a Don Julián Guillamas, director del Liceo Nuestra Señora del Rosario. Fernando impartía las clases de los lunes y miércoles y yo las de los viernes, pues ya andaba liado con otro dos colegios. En uno, que me pasó el hermano de mi maestro, Manolo Ortega, aún sigue impartiendo las clases Cristina, mi compañera y experta en chiqui-yudo. El otro colegio en que impartía clases era el Claret, bajo la supervisión de Ortega.

Wladi con 19 años a punto de entrar a impartir sus clases de yudo

Poco después de empezar las clases Fernando decidió cederme el puesto para montar su gimnasio, el Asahi, en las instalaciones de la granja de sus padres. Hoy día no queda nada de todo aquello; más allá del recuerdo de los que pasamos allí grandes ratos y momentos. En alguna que otra temporada llegué a impartir clases también en dicho gimnasio Asahi.

Por no extenderme en recuerdos diré que de aquella época vino el conocer a grandes amigos que hoy tengo dentro y fuera del tatami. Uno de ellos, Paco Silvestre, que por entonces era un entusiasta practicante de yudo y hoy día está al pie del cañón y con muchísima energía al frente del más importante club de artes marciales de toda la localidad, referencia y envidia, por ende, de todo el Corredor del Henares.

Así es que desde aquí felicito a mi gran amigo Paco y a todos quienes componen su colectivo por la iniciativa y agradezco el cariño con que siempre me acogen en su casa haciéndome sentir en la mía.

Sólo aprovechar para agradecer también a Raúl Abial y a Víctor Manuel Pérez el haberme acompañado (el no haber dejado sólo a su maestro) en tan emotivo momento.

Raúl Abial y Víctor Manuel Pérez ejercitandose

Por cierto que dio para mucho la velada. Hasta pude constatar que no se me ha olvidado todavía alguna de las katas que hace tiempo no practico.

Gracias amigos de SILVER.

NOS VEMOS EN LOS TATAMIS

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