1.4.15

Entrenamiento al aire libre; casi una penitencia

De izq. a der. Marta, Sergio, José Alberto, Miguel Ángel, Noemí, Álvaro y Aharón

"Manda güevos" que dijo el poeta político. Acabamos de llegar de Portugal con todo un campeón del Mundo y dos días después tenemos que ir a entrenar a la "puta calle", como ya nos ofreció hace tiempo un chupatintas de la institución municipal. Con lo contentos que veníamos y sin hacer casi ni ruido ya nos han bajado los humos sin siquiera haber llegado al punto de ebullición. Toca penitencia en estos días. ¿Cuál será nuestro pecado?

 
Noemi en pleno esfuerzo

Un poco de uchikomi



¿Qué tendrá este país que al salir de las lindes de la piel de toro estás deseando volver dentro de ellas? Tengo amigos gallegos, castellanos, catalanes, vascos, cántabros, asturianos, maños, andaluces, valencianos... a ellos también les pasa en mayor o menor medida. Pero también nos pasa a veces que según regresas al suelo patrio, tras una estancia allende fronteras, se te cae la España entera, de un porrazo, encima de la chepa.

Nuestras famosas cangrejillas


El año pasado viajé a Canadá. estuve en una gran convención de artes marciales donde aprendí mucho (siempre aprendo, siempre aprendiendo) y donde me sentí bien considerado. Había gentes de muy diversas partes del globo terráqueo. Por supuesto que había muchos norteamericanos, pero también noruegos, franceses, belgas, brasileños, israelíes y hasta de las Islas Vírgenes. Luego, tuve oportunidad de impartir un par de clases en un club de yudo en Gatineau y fui muy apreciado. Estuve cerca de diez días por Ottawa y vi niños, familias, veteranos y todo tipo de personas practicando muchos tipos diferentes de lo que llamamos artes marciales. Vine muy sorprendido por el espléndido ambiente y la gran cultura deportiva que hay en otros países. Llegué hiper motivado y se me cayó la España entera encima de la chepa al poco de regresar. En mis clases algunos niños no tenían ni el asomo del respeto y la disciplina que había observado hacía poco en otros niños de similares edades pero muy diferentes culturas.

Sergio dando ejemplo en una de las series


El pasado lunes día 30 de marzo regresé de madrugada de una estancia de cuatro días en Portugal, nuestro hospitalario país vecino. En esta ocasión el motivo era el de participar en un Campeonato del mundo de diversas artes marciales en el que también se impartieron varios seminarios de kempo, tai chi, wu shu... Volví a presenciar un fenomenal ambiente deportivo.

Llevando al compañero a la carretilla


Fui acompañado de dos de alumnos a los que conocí hace más de trece años cuando llegué a Parla a hacerme cargo de las escuelas municipales de yudo. Por entonces, uno -Sergio Cortés- tenía 8 años y el otro -José Manuel Sieiro- apenas 6. El primero volvió de Portugal con el título de Campeón del Mundo de grapling en la categoría de ligeros y el segundo con la medalla de plata en la misma especialidad en la categoría de semiligeros.

A veces el compañero es una carga


No es costumbre nuestra enardecernos fácilmente y ya va siendo conocida nuestra humildad como colectivo y nuestra discreción como grupo. pero no voy a engañar a nadie diciendo que no veníamos de vuelta tan cansados como alegres por el éxito de nuestro club. De nuevo con ganas de regresar y de nuevo el leñazo al retornar; se me volvió a caer la España entera encima de la chepa.

José Alberto carga con Sergio


Nada más regresar decidimos descansar un día y proponer un entrenamiento para el martes día 3. La primera sorpresa fue que muchos de los convocados no sólo no aparecieron sino que ni siquiera se dignaron a contestar a la llamada. Algunos lo entendieron tan mal como que pusieron excusas tan peregrinas como que el entrenamiento no se convocaba por ellos. El argumento era que los que necesitaban entrenar eran los que se habían clasificado recientemente para disputar la Final Autonómica del próximo 18 de abril. No entienden los alumnos que entrenar es un derecho y casi, casi, un deber, mientras se asuma el rol de alumno en nuestro colectivo y en nuestro club. Pero lo malo es que tampoco hemos conseguido reunir a los clasificados para la importante cita del 18 de abril y nos consta que algunos no han aparecido porque no les ha dado la real gana.

Subiendo a borriquito marcha atrás


Luego llegó la mejor parte. Se nos ocurre llamar a la empresa que regenta las instalaciones municipales que el Ayuntamiento ha cedido a nuestro club para que entrenemos y nos dicen que no podemos ir; que está todo cerrado por vacaciones. Acabamos convenciendo al encargado del tema y se nos permite organizar un entrenamiento, con carácter excepcional -un regalo podríamos decir- de dos horitas en la tarde del martes. No acuden a él todos los que esperábamos y nos desinflamos un poco. Si al menos hubiéramos reventado la sala nos hubiéramos cargado de argumentos morales... ni eso. Tenemos siete clasificados para la Final Autonómica y sólo fueron tres. Del resto, que sepamos, uno anda recuperando una lesión, otro de vacaciones y los otros dos ni idea. Pero además, dejamos que acudieran al entrenamiento los alevines que quieren participar en el Autonómico del día 19 de abril y sólo aparecieron dos. Del resto tuvimos noticias de que andaban fuera de Madrid aprovechando las vacaciones escolares.

Acabamos la sesión estirando un poco


Pero quienes más nos indignan los cinturones marrones de 14, 15 y 16 años que ni siquiera contestan a nuestras llamadas. Para ellos, también -muy especialmente- se organizan este tipo de actividades. Procuramos aprovechar las nuevas tecnologías. Tenemos dos grupos de whatsapp, una página con 700 me gusta en Facebook y un blog. Pero las nuevas tecnologías no suplen las reglas de cortesía de toda la vida. En líneas generales, el que no contesta a una llamada amistosa  incumple una sencilla regla de buena educación. Y se nos antoja que no da valor al esfuerzo que hacen otros del grupo. Así, se van a encontrar más pronto que tarde muchas dificultades en sus relaciones sociales a lo largo de sus vidas. Tampoco entendemos a sus familiares. Muchos han recibido el mismo comunicado y también dieron la callada por respuesta.

Uchikomi


El caso es que con el inconveniente de poder acceder a "nuestra" sala de yudo decidimos ceder para vencer. En la mañana de hoy miércoles organizamos un entrenamiento al aire libre.



Pero antes relataré la sensación de perplejidad que me albergó al salir ayer del entrenamiento de yudo que finalmente pudimos organizar en las instalaciones municipales del Castillejo. Bajé las persianas de la sala, apagué todas las luces y cerré todas las puertas -como siempre hago al marcharme- y al salir del edificio vi que en el Pabellón estaban entrenando los muchachos de baloncesto. La milonga que se me contó por teléfono de que estaban de vacaciones y de que se había suspendido toda actividad era eso: una milonga. Empieza a estar uno cansado de discriminaciones y de agravios comparativos. En Parla los clubes de baloncesto y de balonmano, y más recientemente, el de ping pong -por no hablar del fútbol, claro- tienen alfombra roja. Deben de tener muchos campeones del mundo o debemos de resultar muy molestos los yudocas. No sé. Pero uno se cansa de estas cosas y de no poder recurrir más que al estoicismo como último refugio a la espera de que vengan tiempos mejores, que cada vez -dicho sea de paso- se nos antojan más utópicos e inalcanzables.

Sergio, un Campeón del Mundo, entrenando en la calle por falta de instalación


Lo paradójico es que nada más llegar de Portugal enviamos un tweet a la actual alcaldesa que casi de inmediato aprovechó para dar la enhorabuena -también vía twitter- a nuestros dos grandes deportistas. Un detallazo. 


Bien es cierto que todavía no hemos tenido tiempo material para ocuparnos de promocionar nuestro reciente éxito. También es cierto que como no nos pongamos en marcha nosotros mismos, nadie va a venir a hacerlo en nuestro lugar. A eso ya estamos acostumbrados. Pero, de verdad, empezamos a estar cansados de mediocridad y nos llena de pesar que dentro de nuestras filas cunda la apatía en momentos en que deberíamos tener que estar frenando la euforia.

Álvaro carga con su amigo Aharón

Empezaba esta crónica con esa reflexión sobre la sensación de querer volver a España al poco de alejarte de ella y sobre la impresión de ostiazo -con perdón- al regresar a ella. Dos días después de haber vuelto de Portugal oigo una vocecita muy dentro de mí que me plantea, ¿para qué habrás vuelto? Y sé que muchos al leer estas líneas se contestarán con sonrisa maliciosa: pues haberte quedado.

Un campeón del mundo entrenando en la calle por no permitirsele acceder a instalación municipal 


Ahora me acuerdo de ese dicho de que nadie es profeta en su tierra. Yo por mi parte, para dar clases de yudo me desplazo a diario 50 kilómetros desde mi casa (y otros 50 de vuelta) y me duele que alguno de nuestros talentos me digan que el entrenamiento no es para ellos sino para los clasificados. Me duele que haya muchachos con el interés desbordado, compartiendo tiempo y tatami con zangolotinos que arrastran los pies y rezuman apatía por los cuatro costados. Igual habría que volver a soltar lastre como ya hicimos al comienzo de este curso. Menuda limpia hicimos y qué bien arrancamos el curso. Igual lo higiénico es hacer lo que pedimos en otros estamentos o instituciones: renovar.

Un poco de randori antes de acabar


Para empezar predicando con el ejemplo intentaremos renovarnos nosotros. Prometemos hacer acopio de mucha energía con la que afrontar este último trimestre del curso y replantear objetivos para el próximo.

Randori sin tirar al suelo al compañero


Lo que sí ha sido un éxito es el entrenamiento de esta mañana al aire libre al que han acudido siete buenos deportistas cuyo ejemplo debería de servir a muchos de sus compañeros. Desde aquí felicitamos a los alevines Álvaro Fernández y Aharón Santamaría; a las infantiles marta Serrano y Noemí Gallego; al cadete José Alberto Santiago y a los senior Sergio Cortés y Miguel Ángel Moreno.



Para ir finalizando, recordaremos -como decimos en broma en algunas de nuestras clases- que a nadie le podemos prohibir entrenar un poco por su cuenta en estos días de vacaciones. Un poquito de fartlek -del que hacemos en nuestra sala- no viene mal en estos días. También sabéis de memoria las tablas de gimnasia de nuestros calentamientos. Con un poquito de imaginación, también podéis trasladar nuestro circuitos a algún parque con elementos de recreo cercano a dónde estéis. A nadie se lo podemos prohibir; desde luego que no.



A ver si nos llevamos la sorpresa de que, a la vuelta, alguno viene en mejor forma física que como se fue. Luego, de enseñar muchas cosas -hasta un poco de grapling- ya nos encargamos nosotros. Y lo haremos pensando que todos nuestros alumnos se van a aplicar a aprender con mucho interés. Lo vamos a seguir pensando; de verdad. Aunque algunos -unos cuantos- nos den a diario motivos para pensar todo lo contrario. Seguiremos soñando si es preciso.

A casita después de estirar bien


Felices vacaciones de primavera.


NOS VEMOS EN LOS TATAMIS

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